La necedad de la incredulidad – Martyn Lloyd-Jones

Nota de traductor.   Charles Spurgeon, en uno de sus muchos célebres sermones,  hace referencia al mismo versículo con las siguientes palabras: “Dice el necio en su corazón: no hay Dios,” está mal traducido. La traducción correcta debería ser: “Dice el necio en su corazón: no acepto a Dios. El necio no dice en su corazón no hay Dios, pues él sabe que hay un Dios; sino que más bien dice: “No acepto a Dios, no necesito ningún Dios, quisiera que no existiera ninguno.” Y, ¿quién de nosotros no ha sido tan insensato que no haya llegado a desear que no hubiera Dios? “Sí,” responde cada individuo, “eso se me ha ocurrido algunas veces; he deseado poder entregarme a la necedad. He deseado que no hubiesen leyes que me restringieran; he deseado, como el insensato, que no hubiera Dios.” Así que ese deseo (y no creo que haya existido alguien en el mundo que no lo hubiera sentido), demuestra que “los designios de la carne son enemistad contra Dios.” si no experimentamos un cambio de corazón, nuestra mente carnal está enemistada con Dios.

Este sermón fue predicado en 1957.

Del Libro Seeking the Face of God (Buscando el rostro de Dios), Nueve Reflexiones de los Salmos. Edición 2005

David Martyn Lloyd-Jones (20 Diciembre 1899 ? 1 Marzo 1981)  Galés, ministro protestante, predicador y doctor en medicina que fue influyente en el movimiento Reformado de la Iglesia Británica del siglo XX.  Por casi 30 años, fue ministro de la Capilla de Westminster en Londres.  Lloyd Jones fue un fuerte oponente a la Liberalidad Cristiana, que llegó a ser parte de muchas denominaciones cristianas.  Lo consideraba aberrante.  No concordó con aproximación de la iglesia amplia y conminó a los cristianos evangélicos (particularmente los anglicanos) a abandonar sus denominaciones. Creía que una participación cristiana verdadera era solamente posible entre aquellos que compartían convicciones comunes respecto de la naturaleza de la fe.

Traducido por Erika Escobar

La necedad de la incredulidad

Martyn Lloyd-Jones

El necio ha dicho en su corazón:  No hay Dios. Salmo 14:1

No puede haber ninguna duda en lo absoluto que es un asunto mayúsculo confrontar a cada hombre y mujer nacido en este mundo a las palabras que contiene  la declaración del Salmo 14.  Por seguro, nada puede ser más importante que nuestra relación con Dios.

De hecho, existen muchos temas que nos confrontan y confrontan el mundo en que vivimos. Asuntos que no sólo ocupan nuestra mente sino la de la gente común.   Si todos pensamos seriamente sobre nuestra existencia en el mundo, está muy bien que debiéramos hablar sobre ello y considerar todos los problemas nacionales e internacionales que ello implica.   La humanidad, con sus descubrimientos científicos y tecnológicos ha triunfado en hacer muchas cosas que tienen tremendas y terribles implicancias para el futuro.  Y aun así, repito, el asunto que es puesto por el salmista ante nosotros trasciende en importancia a todos esos otros asuntos.  Es por ello que no lidiaré con cosas como la guerra nuclear o la política nacional o internacional o con cualquier otra de estas materias, porque, como yo entiendo mi llamado, mi privilegio es considerar con ustedes algo que es infinitamente más importante que todas esas cosas aun cuando las pongamos todas juntas en el tapete.

¿Y por qué esto?  Por una buena razón: aquí estamos tratando con algo que es absolutamente seguro, algo que es y continúa siendo, cualquiera sea lo que ocurra con respecto a cualquiera de los otros asuntos.   Si hay o no guerra, mi relación con Dios aún permanece.  Aunque no haya guerra, sé que mi vida en este mundo es finita y tengo que enfrentar esta situación.  Y verdaderamente, viniera la guerra y sobreviniera el infierno nuevamente sobre la faz de la tierra, entonces pienso que será claro que no hay nada más importante que nuestra relación con Dios.  Si nuestras ciudades son reducidas a escombros entonces nuestro interés no estará puesto en sus edificios o sus universidades o algo como eso.  No, nos enfrentaríamos con nuestro propio destino y eso inmediatamente nos pone frente al asunto de nuestra relación con Dios.  Así es que esta es incomparablemente la más grande y más importante materia que pueda alguna vez un hombre o una mujer enfrentar mientras se encuentra en este mundo.

Hay muchas posturas hacia este asunto pero, en este punto, quiero solamente considerar con ustedes esta en particular:  la que describe el salmista.  Es la postura que dice ?”no hay Dios”.  Esta, como ustedes saben, es una postura común.   Hay muchos que asumen esta postura, que dicen esto y planean sus vidas y ordenan su existencia sobre esta suposición. Dicen?”No creo en Dios y ?-agregan- el hecho  de que no haya  Dios no hace ninguna diferencia en absoluto en mi vida”.

Así es que consideremos lo que el salmista tiene que decirnos sobre esta postura.  Notarán que es una aseveración directa.   Lo que dice acerca de todas las personas que  están en esa posición es simplemente que son necios -el necio ha dicho en su corazón, no hay Dios.  Debemos enfatizar que el salmista está haciendo una declaración universal.  No dice: algunas personas que dicen no hay Dios son necias.   Dice que cada uno de ellos  lo es.   Tampoco establece que  hay necios que dicen esta clase de cosas pero que, por otra parte, son grandes personas, letradas y educadas.   ¡De ninguna manera!   Él hace el pronunciamiento universal sin calificar ni excluir a nadie, fuere quien fuere.   O, poniéndolo de otra forma, dice  ?”Cualquiera que dice no hay Dios es tan sólo un necio”.

¿Qué es un necio?  Bien, el real significado de esta palabra es que un necio es una persona superficial.  Un necio es un hombre que no piensa.   Al necio siempre se lo compara con el hombre sabio, o como el salmista lo pone, con el hombre de entendimiento.   El salmista dice en el versículo 2:   ?”El Señor miró desde el cielo a los hijos de los hombres,  para ver si había alguno que entendiera”. Así es que el necio, como ustedes ven, es un hombre que actúa de una forma impetuosa, que no considera las consecuencias. Ese es el significado bíblico de la palabra necio.  Es alguien que actúa de forma idiota, al que le falta razón y entendimiento.

¡Vaya, puede decir alguien, por seguro es una declaración muy extraordinaria!  ¿Es esto verdad, hoy?  ¿Es esa su opinión?  ¿Está  aseverando que lo que el salmista dijo en su generación es aún la simple verdad de hoy?  Sí, estoy esforzándome por establecer esa misma propuesta.  ¡Soy un predicador porque creo en lo profundo de mi ser que la gente que dice que no hay Dios es sólo necia!   Y el propósito de predicar es iluminarlos a ellos, para mostrarles su error, para exponerlos a la máxima necedad de la posición que han mantenido, pero lo hago en amor.  Lo hago porque mi preocupación  es por cualquier persona que pueda estar leyendo estas palabras.  No hay nada tan trágico como el que esas personas sean necias y que en su necedad digan ?”no hay Dios”.  ¿Entonces, cómo establezco esto?  ¿Cómo podría el salmista haberlo establecido en nuestro tiempo?  Bien, quiero razonar junto con ustedes.   Los tiempos son tan críticos que, quizá, no necesito recordarles que no hago esto porque me deleito en la argumentación o las discusiones; tampoco porque disfrute exponer esta clase de preguntas de forma intelectual o teórica.  Espero mostrarles al término de esta charla, como ya hemos visto,  que este es un asunto vital entre todos los asuntos.  Las cosas que dependen de él son tan transcendentales y tan espantosas que siento es mi deber exponerlo  de la forma más simple, directa y abierta que pueda para cualquiera que esté preparado a escuchar.

Aquí, entonces, está la contienda:  los hombres y mujeres que dicen en sus corazones que no hay Dios son necios.  Y el primer aspecto en que esto es verdad en ellos es que escuchan demasiado a sus corazones.   ?El necio ha dicho en su corazón, no hay Dios?.   Son gobernados, de acuerdo al salmista, por su deseo;  su mirada está determinada por lo que llama corazón, el cual es el nido de las sensibilidades.   Son gobernados por lo que les gusta y por lo que desean hacer más que por ciertas otras cosas.   Es una decisión a la cual llegan, dice el salmista, a través de su corazón.

¿Por qué es necio actuar así?  Lo estableceré en la forma de variados contrastes.  Aquí hay personas que son necias porque escuchan su corazón y sus deseos en lugar de escuchar al sentido que está dentro de ellos (está en cada hombre y mujer nacido en este mundo ?un sentido de Dios).  Las personas, por supuesto, pueden tratar de reprimir ese sentido,  pueden tratar de combatirlo, pueden tratar de apabullarlo pero lo que estoy aseverando es que en cada ser humano hay un sentido de Dios.  Y, por supuesto, esto raramente se concede porque hoy en día  muchos que no creen en Dios piensan que pueden justificar esta sensación,  aun cuando puedan admitir que está ahí.   No obstante, es un hecho que existe en todos nosotros un sentimiento que después de todo hay un ser eterno, y que detrás de todo lo que vemos está el Dios grande, invisible, eterno.  Existe un sentido natural de reverencia en todos nosotros ?quizá acompañado por un dejo de temor pero está allí.

Ustedes pueden estudiar antropología, como se ha hecho, y pueden ir e investigar la condición de los pueblos más primitivos que existen hoy en el mundo.   Los encontrará en muchos lugares y encontrará que entre ellos siempre hay, no obstante, este sentido de Dios.  Muchos de ellos adoran piedras y árboles y encuentran espíritus en animales y mucho más, sin embargo, todos ellos tienen esta noción de un ser supremo, de un Dios que está detrás de o más allá de todos los otros dioses que adoran.  A todos aquellos que barren con este sentido, a aquellos que escuchan y a aquellos que son gobernados por lo que ellos creen es la verdad y por lo que ellos desean sea la verdad, y para que puedan vivir una cierta clase de vida, les digo que están siendo tan solamente necios.   Es cierto que es  nuestra obligación poner mucha y delicada atención a cualquier cosa que sea elemental dentro de nosotros, o a cualquier cosa que es profunda dentro de nosotros, pero hombres y mujeres que desestiman ese algo que parece ser una parte innata de su personalidad y de su ser propio ser, son ?sugiero- necios.  Y aquellos que dicen ?No hay Dios? son culpables al hacerlo.  Van en contra de esa voz interna en ellos que les dice que hay un Dios.

Este es sólo el primer punto.  De la misma manera, esas personas van en contra de la voz de sus conciencias.  Y, nuevamente esto es algo que está fuera de toda disputa, todos tenemos una conciencia dentro de nosotros.   Frecuentemente quisiéramos que no la tuviéramos pero todos la tenemos y cuando hacemos algo que está malo, nuestra conciencia nos lo dice y nos condena.  Nos hace sentir miserables.   Podemos pasar a través de la agonía del remordimiento, sino arrepentimiento, y esa es la voz de la conciencia hablando ?la voz que dice-  ¡No debiste haber hecho eso!  Y no obstante, ustedes ven, existe un hombre que viola este precepto de la misma forma que indica el salmista.  No la escucha, no pone atención a ella, no es gobernado por ella.

¿Y entonces, qué lo gobierna?   Ah, es gobernado por otro tipo de vida que lo ha conjurado.  Ve a otras personas viviendo y se dice a sí mismo: ?¡qué maravilloso sería si yo pudiera ir y vivir esa clase de vida?!   Pero, está un poco asustado de eso porque no es divino y su conciencia lo condena.   Sin embargo, dice:  ?muy bien, entonces, no hay Dios, quizá después de todo he estado engañándome a mí mismo??   Para vivir esa vida y debido a que no puede hacer dos cosas al mismo tiempo, se dice ?No hay Dios?, pero al así hacerlo está violando la voz de su conciencia y, por ende, ya ha  violado el sentido de Dios que está en él.

Este es el punto sobre el cual quiero enfatizar particularmente.  Tales personas son necias porque no usan y no estuchan a su entendimiento.  Esto es, como hemos visto, la contienda del salmista ?El SEÑOR miró desde el cielo a los hijos del hombre para ver si había alguno que entendiera?  ¿No tienen discernimiento los obradores de iniquidad? -pregunta Dios. ?Que devoran a mi pueblo como si fueran pan? (vv2,4).  Este es el cargo final en contra de estos hombres y mujeres y es, desde luego, en este punto donde vemos más clara y abiertamente el hecho de que son necios.

Ahora, primero quiero mirar este punto en general debido a que se plantean prolijamente dos principales objeciones en contra de esto.   La persona promedio de hoy, al escuchar una declaración como esta, diría ?¿mi querido señor, sabe usted que está predicando en 1957 y no en el año 57 después de Cristo?  ¿Decir que la gente de hoy en día no tiene entendimiento porque no cree en Dios, por qué? ¡Es porque en su entendimiento ellos no creen en Dios!

¿No es este el argumento de los tiempos actuales?  Se dice que estas personas no creen en Dios debido a su conocimiento, debido a sus grandes cerebros y a sus maravillosas habilidades.  Además, el argumento se alarga;  las únicas personas que aún creen en Dios son tipos primitivos que no se han desarrollado -aún ?casos psicológicos-, personas que deliberadamente ponen sus cabezas en la arena y no mirarán la evidencia y no enfrentarán los hechos.

Déjenme analizar este argumento.  ¡La contención del salmista es que estas personas son necias! Y son necias porque no actúan según su entendimiento sino por sus deseos.   ¿Cómo establezco esto?  Aquí viene una pregunta:   ¿Está esta incredulidad confinada a personas educadas y letradas?  Si este argumento fuera correcto, entonces todos los ignorantes del mundo serían creyentes en Dios,  en tanto que  la gente educada ?los de conocimiento y especialmente los de conocimiento científico, cada uno de ellos- no creería en Dios.  ¿Pero es así?   Sabemos perfectamente bien que por cada persona educada e inteligente que pueda mostrarme en el mundo hoy, que no cree en Dios, puedo mostrarle uno que es iletrado e ignorante y falto de inteligencia y habilidades que tampoco cree en Dios.  Oh, es una cosa loca escuchar a estos intelectuales distinguidos hablando en los medios de comunicación ?ellos no creen en Dios.  No obstante, puedo encontrar cinco o seis personas de la calle, en cualquier parte, que dicen exactamente la misma cosa.

¿Es así la negación de Dios basada en el aprendizaje?  ¿Entonces, por qué los ignorantes, los no inteligentes dicen exactamente la misma cosa?   Es un punto interesante y bastante importante que  la religión, la creencia en Dios y la adoración de Dios-  sea más popular entre las personas inteligentes y más educadas de este país de lo que lo es entre otros. De hecho, esto nos lleva a una acusación que a menudo se hizo a la iglesia a causa de las estadísticas. Ah, dice la gente, la iglesia cristiana es de sólo de clase media; no toca a la masa.    ¿Esta es una declaración importante, verdad? No estoy diciendo nada en contra de un grupo particular de la sociedad, pero debo indicar esto: la religión es mucho más exitosa hoy en día en las universidades, entre la gente que está en esos lugares aprendiendo porque ellos tienen cerebro e inteligencia.   Tiene más éxito allí que en los suburbios, mucho más que entre la masa de personas.  El hecho es que la masa de personas hoy día no está preocupada, y la iglesia cristiana, de una forma u otra, no está tocándolos.  Comentaría, por lo tanto, que este no creer en Dios no es un asunto de inteligencia.  Los hechos prueban que no lo es.

Déjenme plantearlo en una forma más poderosa aún.   De este modo, no tan sólo puedo establecer que las personas no inteligentes e iletradas, que no tienen cultura, no creen en Dios, sino que también puedo, por otro lado,  mostrar que hombres de conocimiento, letrados, cultos y científicos han sido los más grandes creyentes en Dios y en Cristo, los más grandes hombres que la iglesia y el mundo hayan alguna vez conocido.  Por ejemplo, personas que sólo saben de Isaac Newton por sus descubrimientos científicos y sus teorías y su brillante hipótesis? Saben de él y de la manzana cayendo y otras cosas, pero no saben que Isaac Newton pasó gran parte de su tiempo estudiando las Escrituras y escribiendo libros sobre profecía y él mismo calificó su trabajo religioso como algo más importante que su trabajo secular.   Y,  aun así,  fue uno de los genios de todos los tiempos en los anales científicos.  Blaise Pascal, el brillante matemático, vivió en el mismo siglo y también creía en Dios.  Podría continuar, pero ustedes ven que desde el momento en que realmente se comienza a analizar este argumento – que el no creer en Dios moderno es el resultado del conocimiento, aprendizaje y entendimiento- éste se hace aguas inmediatamente.

Más bien, está claro que cualquier explicación que pueda darse para la falta de creer en Dios de hombres y mujeres no se debe al conocimiento y ni al aprendizaje.  Se debe a que estas personas son necias y están gobernadas por algo más que su entendimiento.

Déjenme decir una palabra sobre la segunda objeción.  Es esta, imagino a alguien diciendo  ?”Bien, por supuesto,  todo lo que ha estado diciendo puede haber sido muy correcto para cien o quizá doscientos años atrás  pero no es realmente aplicable hoy.  En el presente, la mayoría no está interesada en Dios ni en Cristo, ni en  la iglesia ni en la salvación debido al conocimiento.  Darwin escribió su libro en 1859 y la expansión del conocimiento biológico, nuestro conocimiento de psicología, el estudio comparativo de religiones y todas esas otras cosas son las que han causado esto.   Cualquiera que esté realmente consciente de todos estos conocimientos es impulsado a decir ?No hay Dios”.  Sin embargo, la simple respuesta a este argumento es que en el tiempo que David escribió este salmo, las personas decían exactamente lo mismo.   No hay nada nuevo acerca del no creer en Dios. Que el mundo lo niegue es la cosa más antigua.   ¡Esto es lo que encuentro tan patético, que la gente piense que es inteligente al no creer en Dios, que es moderno, que es algo nuevo, que es algo maravilloso!   Pero,  aquí está un hombre, el rey David, escribiendo todo esto miles de años antes de Cristo ?cerca de tres mil años atrás- y ya entonces había gente diciendo ?”No hay Dios”,  exactamente como la gente inteligente de hoy lo está diciendo. Aquellos que tratan de argüir que están diciéndolo en términos de la novedad esotérica más reciente que han recibido y que otras personas no tienen aún.  ¿No obstante,  no está claro que esto tenga relación alguna con el conocimiento como tal?

No, es una cuestión de entendimiento y el entendimiento es algo muy distinto.  Hombres y mujeres pueden tener mucho conocimiento de libro pero eso no significa que posean entendimiento o que ellos tengan sabiduría.  Pueden estar conscientes de muchos hechos pero pueden ser necios en sus vidas personales.  ¿No hemos conocido a tales personas?  Yo he conocido a algunos profesionales sabiondos y tomaría su opinión, sin dudar ni por un momento, por su conocimiento y su aprendizaje.  No obstante, he conocido a algunos de esos hombres que son los necios más grandes en su propia vida personal.  Me refiero a que se comportan como lunáticos, como si no tuvieran cerebro alguno.   Se han comportado exactamente de la misma forma que un hombre que nunca tuvo sus ventajas educacionales y que no tenía ninguno de sus grandes conocimientos.  Bebían demasiado, aún mucho más que un hombre menos educado, y eran culpables de adulterio, siendo quienes eran.

Esa es toda la diferencia en el mundo entre conocimiento ?una consciencia de hechos- y la sabiduría y el real entendimiento.   Aunque las personas puedan tener grandes cerebros y puedan saber un número de cosas,  aún son gobernados por su lujuria y sus pasiones y sus deseos, y es por esto que son necios.   Ellos quieren vivir la clase de vida que el salmista describe? “Todos se volvieron obscenos, dice, no hay ninguno que haga el bien” (v.3).   Es debido a que ellos quieren ser obscenos es que dicen ?”No hay Dios”.   Aquí está mi primera razón para llamar a estas personas necias.  Son hombre y mujeres que oyen a sus corazones, sus deseos, son gobernados por lo que ellos quieren más que por el verdadero entendimiento.

Déjenme ir a un segundo punto.  Quiero mostrar, en una forma más positiva, cómo estas personas realmente fallan en ejercitar el verdadero entendimiento y esto es algo que puedo mostrarles de dos formas.

La primera es que ellos llegan a conclusiones trascendentales con evidencia insuficiente y es por seguro que cualquiera que así hace está comportándose como un necio.  Los necios son aquellos que no razonan nada.   Se precipitan en las conclusiones, son gobernados por sus prejuicios o, como hemos visto, por sus pasiones y por su codicia y por sus deseos.  La marca de un necio es llegar a importantes deducciones con evidencia inadecuada, y cualquiera que dice ?no hay Dios? es culpable de esto. Déjenme tratar de probar mi punto.   ¿Cuáles son los argumentos que estas personas aducen?  No podemos, obviamente, lidiar con todos ellos pero examinemos algunos.   Acá va el más común:  hoy miles de personas en el mundo dicen: ?no creo en la existencia de Dios? y cuando usted pregunta ?¿Por qué no??, contestan ?¿Es muy simple, si hubiera un Dios, por qué hay guerras? ¿O, ?si hubiera un Dios, por qué hay niños incapacitados? O nuevamente ?¿Si hay un Dios, por qué hay terremotos y pestilencias y cosas como esas?  Y en base a esa clase de razonamientos, y sólo en base a  ellos, llegan a la conclusión de que ?no hay Dios. Es sorprendente como gente inteligente puede razonar y argüir de este modo.

Una vez tuve una conversación con un profesional muy inteligente que vino a mí y me preguntó si podría hablar conmigo acerca de estas cosas.  Me dijo que no creía en Dios y cuando le pregunté cuál era la razón de su incredulidad, la única razón que pudo arguir fue que su esposa, por un tiempo, tuvo que enfrentar una enfermedad muy dolorosa y para él esa era la prueba de la inexistencia de Dios. Por supuesto este argumento era uno simple. Primero tuve que mostrarle que él había llegado a esa tremenda conclusión basado en una pizca de evidencia.  ¿Había pensado alguna vez que quizá esa era una parte del propósito de Dios para traerle algo más?  Dije: “¿cómo han vivido usted y su esposa normalmente respecto de Dios?  ¿Lo han adorado regularmente? ¿Han vivido para Su alabanza y gloria en el todo de sus vidas?” Tuvo que admitir, como hombre honesto que era, que ellos no habían hecho nada de esto.   Habían estado viviendo para sí mismos,  raramente habían pensado en Dios y ciertamente no habían ido a ningún lugar para adorar.   Habían estado viviendo una vida enteramente sin dios, y sólo porque su esposa tuvo dolor, no había Dios.  Después dije: ?”no le se ha ocurrido pensar que quizá Dios permitió que su esposa experimentara  este dolor para que tuviéramos esta conversación.  Dios lo ha bendecido pero no le han agradecido; lo han ignorado completamente.   Así es que, quizá, Dios lo ha castigado ahora para traerlo a sus sentidos”. Continué diciendo ?”he conocido muchas personas que, mirando retrospectivamente sus vidas, han dicho con el salmista ?es bueno para mí que haya sido afligido porque antes de ser afligido, me hubiera perdido? (Sal. 119:71, 67).   ¿Sabe algo acerca de esto?”, le pregunté. “¿No ha pensado sobre esto?” No, no había pensado sobre esto.  Así es que dije: ?”mi querido señor, si ni usted ni yo somos capaces de entendernos a nosotros mismos,  ni  a los otros, en la forma en que trabajan nuestros pensamientos,  ¿cómo piensa que puede entender fácilmente a Dios y decir ?porque Él no hace esto, entonces Dios no existe?  ¿Puede ver la conclusión a la que está llegando, basado en evidencia débil?”  ¡No había pensado nunca sobre esto en lo absoluto!

No puedo continuar con este argumento ahora, sin embargo hay miles de personas que no creen en Dios por el problema del dolor y la respuesta a ese problema es una muy simple.   La Biblia la entrega en varios lugares y hay libros que la exponen.  Es tan fácil de explicar y aun así estas personas dicen, sólo con esa pizca de evidencia: ?No hay Dios?.  Hombres y mujeres que así razonan y arguyen, aunque puedan ser instruidos y muy brillantes, se están comportando sólo como necios.

Miremos otra evidencia, la evidencia  que proviene de las así llamadas pruebas de psicología.  Las personas dicen: ?la psicología nos ha enseñado?? o ?la psicología prueba y demuestra ??.  Podría ahondar en esto pero debemos continuar y no es mi propósito en algún sentido hacerlo, pero lo escribo en caso que pueda haber alguien leyendo esto que hasta este momento haya dicho ?Por supuesto, las únicas personas que creen en Dios son ignorantes que no saben nada??  Simplemente estoy tratando de mostrar que nosotros que creemos en Dios sabemos algo acerca de estas cosas y la psicología no ha probado ni  puede probar nada en absoluto.  La psicología está basada en pura teoría.  La psicología popular está basada en realidad en la insensatez y estudia la insensatez. Todo el sistema de Freud está basado en tal estudio, lo anormal que es transferido  a lo normal y luego las poderosas deducciones que se infieren de ello.  No tiene sentido decir que la psicología prueba algo. Establece sus teorías y sus suposiciones pero no debe llamárselas prueba.  Basar su posición en eso, digo, es comportarse en una forma necia.

Y entones, por supuesto, viene la gran cuestión sobre la evolución.  ?Ah -dice la gente-  hombres y mujeres solían pensar que Dios había creado el mundo y que Él había creado al hombre, pero ahora sabemos que no es así.  ¡Sabemos que todo proviene del cieno que  vino de algunos gases y así sucesivamente, y vuelve atrás?!  ?¡La ciencia ha establecido y probado esto!   Debo decir lo mismo nuevamente, es simplemente una declaración científica decir que la evolución no ha probado nada.  La evolución es una teoría, y nada más que una teoría, y existen muchas diferentes teorías de evolución, algunas se superponen sobre otras.   En verdad, la ciencia no prueba nada, porque en algún sentido no existe una cosa como la ciencia, y cuando usted dice ?la ciencia lo prueba? lo que se quiere decir es que existen científicos que dicen esto o lo otro, lo que es algo muy distinto. No obstante, vean, con esta clase de evidencia hay personas que dicen ?Ya no creo en Dios??  Esto es necedad.

Luego tenemos la religión comparativa y todas esas otras materias y en cada caso la respuesta es la misma.   Todas esas cosas son sólo teorías, suposiciones, ideas conjuradas en las mentes de los hombres que tratan de explicar los hechos.  Ninguna de ellas es adecuada, todas son criticadas y existen teorías rivales y escuelas rivales.   De este modo, yo sostengo que cualquiera que llega a la conclusión crucial de  ?no hay Dios? con  esa clase de evidencia es un necio.

Sin embargo veamos el otro lado del asunto.  Tales personas son doblemente culpables.  Toman su escasa pizca de evidencia y a partir de ella arguyen esta importante conclusión pero ellos no enfrentan la otra evidencia, la grande, tremenda evidencia que está al otro lado.  ¿Qué quiere decir? Alguien preguntará.   Bueno, primero que todo, me refiero a la evidencia de la creación.  Me refiero al mundo y al cosmos en que vivimos.  Confieso que me confunde que alguien pueda creer que este increíble universo en el que vivimos es meramente el resultado de un accidente o una casualidad.   Debo confesar que muchas veces me emociono y me  conmuevo cuando leo sobre esta misteriosa cosa que acaba de ocurrir y sobre la cual todos están hablando hoy, el lanzamiento de este satélite (1957, fue el año en que el primer satélite fue lanzado).  ¿Han considerado las implicancias?  No me refiero a la inteligencia o la habilidad del hombre, aunque sea en realidad una cosa tremenda que la mente del hombre pueda tomar este satélite y lanzarlo al espacio y que esté rodeando la tierra.   Me refiero exactamente al hecho que alrededor de nuestro globo está la atmósfera y que usted pueda traspasarla para llegar a este extraordinario espacio, por así decirlo,  y luego más allá, más allá nuevamente? hay algo más, y este globo ?-la tierra- está suspendido en todo eso, y también los están los otros cuerpos ?la luna, el sol, las estrellas, las constelaciones.  ¿Han pensado sobre esto?  ¿Han intentado hacerlo?   ?El universo misterioso?, como  el último Sir James Jeans lo llamó.  ¡Y se me pide creer que todo esto acaba de ocurrir, que no hay una mente detrás de ello! ¿De dónde ha venido todo esto? ¿Y  cómo es y se mantiene junto?   ¿Cómo se mantiene siendo?  ¿Es todo este universo ordenado, este sorprendente cosmos, el mero accidente, el fortuito resultado de colisiones o de gases repentinamente condensándose?    ¡Esa idea, digo, es impensable!  Como un hombre que tuvo el privilegio de aprender un poco de ciencia y que aún tiene interés por ella, debo decir que mi intelecto no puede aceptar esa declaración (Dr. Lloyd-Jones es un doctor en medicina).  ¡Es locura ? es necedad!

Y luego mire al hombre mismo.   ¿Está realmente satisfecho con decir que el hombre es un accidente?   ¿Que vino a ser así nomás, no sabemos el por qué ni el propósito ni con qué fin?  Mi querido amigo, usted insulta a la humanidad.  Se insulta a sí mismo.  El hombre se para en protesta contra todo esto.   ¡Hay sólo una explicación del hombre, y esa es Dios!   El hombre es demasiado grande para ser explicado en términos humanos.  Este pequeño microcosmos que llamamos hombre, es más maravilloso que el cosmos  mismo. Adicionalmente, ¿ha considerado alguna vez la evidencia de la historia?  Vaya y léala.  Lea sobre su historia secular y lea la historia del Antiguo Testamento.   ¿Puede explicar todo esto dejando a un lado a Dios?  ¿Puede explicar particulamente el caso de los judíos?  Mírelos.  ¿Por qué han persistido?  ¿De dónde vinieron?   ¿Cómo explica usted su historia desde el Antiguo Testamento en adelante?  ¡Digo que sólo existe una explicación sobre los judíos, y esa es Dios!

¿Alguna vez han considerado la evidencia de la profecía como la encontramos en el Antiguo Testamento?   ¿Han considerado alguna vez el hecho que los eventos fueron predichos ochocientos años y mucho antes de que ellos tan siquiera ocurrieran?   ¿Alguna vez han registrado los hechos relacionados con el nacimiento y la vida y la muerte y la resurrección del Señor Jesucristo?  ¿Han ido atrás en el Antiguo Testamento, como Cristo mismo dijo, y encontrado esos mismos hechos allí?   ¿Han descubierto como todo fue predicho y profetizado desde el mismo Génesis 3:15[1] y a través de toda la historia?  ¿Cómo explica la profecía?   Hay solamente una explicación:   Dios ve el final desde el comienzo y ordena todas las cosas ante el Consejo de Su propio y eterno deseo y sabiduría.  Dios controla la historia, la historia bíblica, toda la historia.   ¿Ha leído alguna vez libros sobre los últimos descubrimiento arqueológicos?   Ellos confirman esta historia bíblica.

Por encima y sobre toda esta evidencia, les pido mirar a la persona de Jesús de Nazaret.  Él pertenece a la historia, usted sabe.  Todos reconocemos esto con el conteo de los años   ¡Él sí vivió! Y murió bajo Poncio Pilatos.   Está en la historia, la historia secular lo reconoce.  Mírenlo a Él.   ¿Cómo lo explican?   ¿Pueden zafarse de Él?   ¡Hay solo una forma de explicarlo, y esa es Dios! ¿Y realmente cómo explican a  la iglesia cristiana misma?  ¿Aún como es hoy, cómo explica su persistencia?   ¿Cómo esta secta despreciada se transformó en la religión oficial del Imperio Romano después de tres siglos?  ¿Cómo explica los poderosos rivales en su historia, que también son reconocidos en la historia secular?   ¿La Reforma y los otros rivales, de dónde vienen?  ¿Cómo los recopila?  ¿Pueden los hombres y las mujeres eliminar estas cosas?  ¡Por supuesto que no!  ¡Es Dios!

Y finalmente, tomen a los grandes santos de estos siglos.  Lean los reportes de los más grandes benefactores que este mundo haya alguna vez conocido, y encontrará que ellos han sido hombres que creyeron en Dios.  ¿Todos estamos contentos de tener hospitales, o no?  Estamos complacidos de que existan cuando nosotros o nuestros amados están enfermos o cuando necesitan operaciones, estamos agradecidos y agradecemos a Dios por ellos.   El hospital más antiguo en Londres, St. Bartolomé, fue fundado por un hombre religioso llamado Rahere, cerca de ochocientos años atrás.   Los hospitales provienen de gente pía que creía en Dios y todas las otras acciones benefactoras también.  Hombres como Lord Shaftesbury y William Wilberforce hicieron lo que hicieron a causa de su creencia en Dios y en Cristo.  Ponga aparte la creencia en Dios y con ellos aniquila a los más grandes santos,  los grandes benefactores que el mundo haya alguna vez conocido.   Esta es parte de la evidencia que esas personas ignoran y reducen cuando dicen ?No hay Dios?.     Llegan a sus conclusiones desde la más ligera de las evidencia y rechazan e ignoran esta poderosa evidencia.

Finalmente, déjenme poner esto así:  mi tercera razón para llamar a estas personas necias es debido, en esa manera y por las dos razones que hemos ya considerado, no dudan en arriesgar su entera vida eterna y su entero futuro eterno. ?Ah ?dicen- no creo que haya algo después de la muerte??  Bien pueden no creerlo, ¿pero pueden probarlo?  ¡Digo esto a la luz de la evidencia que he estado aduciendo,  cualquiera que esté preparado arriesgarlo es un necio!   Un hombre que hace algo sobre esta seguridad inapropiada y esa evidencia, es un necio.  Miren al hombre que apuesta toda su fortuna? ¿Se detendrá en mi número? -grita-.   ¡Arriesga toda su fortuna a él!   ¿Qué dice luego?  ¡Que necio! ¿Iluso, arriesgando todo a la suerte de los dados?

Y, sin embargo, esa es la posición.   No pueden probar que no haya vida después de la muerte.  No saben lo que va a sucederles cuando mueran y aun así dicen ? ¡Estoy preparado para arriesgarme?!  ¿Lo están?  ¿Qué sería si la Biblia es correcta y después de la muerte los hombres y mujeres que no creen en Dios se van a una eternidad de miseria y desdichas sin fin, remordimiento inútil, pateándose a sí mismos por su completa necedad?  ¡Entonces ellos habrán abierto sus ojos  y visto a Cristo! ¡Y Habrán visto a Dios!  Sabrán que hay un Dios y verán que ellos desperdiciaron todo diciendo ?No hay Dios?, debido a aquellas cosas que quisieron hacer en un momento.  Vendieron su primogenitura (Gen 25:33[2] ) por un plato de lentejas y por menos.  Pusieron en peligro su completo destino eterno por evidencia inconsistente y suposiciones y teorías. Oh, mi querido amigo, esto es tan terriblemente serio.   Estamos de paso en este mundo que se vuelve más incierto casi cada día.  ¿Qué sucederá?  El hombre puede repentinamente hacer algo y el universo completo puede ser destruido y tú y yo con él.  ¿Y entonces qué?

Sin considerar eso, no tener bases sólidas para su decisión y acción, es proclamar que ustedes son unos necios.   No obstante la cosa que finalmente hace a tales personas más necias aún es lo que ellos niegan, lo que ellos rechazan.  Quieren vivir el tipo de vida que es tan popular con el mundo, que parece tan glamorosa, y los conducirá a esto, a aquello y lo otro -libertad maravillosa y la emancipación- se saciarán.  Ni tan siquiera se detienen a pensar que cuando lleguen a la edad madura estarán más bien cansados de eso, y cuando sean viejos, estarán en sus camas en algún lugar y todo se habrá ido, como el hijo pródigo en la tierra lejana, y ninguno les prestará atención.

Si no han considerado ni siquiera eso, menos han considerado qué hay más allá.   ¡Mire lo que ellos han negado y desdeñado, considere lo que han rechazado!  No existe vida, ni en este mundo, que sea comparable a la vida con Dios.  Es una vida limpia, es una vida pura, es una vida santa, una vida vivida en compañía y comunión con Dios y con Cristo.  Es una vida vivida entre la gente que ha hecho una buena cantidad de bien en este mundo.   Les pediría que simplemente leyeran, libros seculares y otros de cualquier tipo,  éstos prueban y demuestran esto.  Ustedes ven que la otra vida es tan vacía.   Recientemente leí una declaración de cierto novelista popular que es ahora un hombre anciano mirando su final.  No tiene nada que esperar, nada en absoluto.  ¡Qué terrible!   Siempre mostró cinismo por la vida piadosa, y ahora aquí está al final de su vida sin nada.   Esta vida de confianza en Dios tiene gozo y placeres que nos darán lo que el mundo no conoce, aún aquí y ahora.  Y en la medida en que ustedes avanzan, es mejor y mejor cada vez, y mientras comienzan a contemplar su final, no estarán asustados de la muerte ni de la tumba.  No dirán ?es el fin de todo? más bien dirá? vamos a pasar nuestro tiempo completo con Cristo en la eternidad.?

¡Si aún todo el infierno se desatara en la tierra nuevamente, nada puede dañarnos!  ¿Por qué no? Porque nuestra vida es la vida oculta que está en comunión con Dios y Cristo y que está bajo la custodia de Dios.  Estamos buscando la herencia incorruptible, inmaculada, que no se desvanece, reservada en el cielo por Dios para quienes creen en Él (1 Ped 1:4[3]).

¿Pueden ver al necio diciendo que no hay Dios? Mirado de todos los ángulos es una locura.  No hay otra palabra para ello.  Es la ausencia de un verdadero razonamiento y de pensamiento claro.  Sean sabios, humildemente les pido, y  den prueba de que son sabios diciéndole a Dios, sin tardanza, que aunque aún hay muchas cosas que no entienden, ustedes creen que ´´Él es y que es el galardonador de los que le buscan (Heb 11:6[4]).  Así que vengan a Él para reconocer su locura, su pecado, su vergüenza, a pedirle que tenga misericordia. Y Él dirá que ha tenido misericordia, que envió a su único Hijo a morir por ustedes, por sus rebeliones, y por sus pecados, que los perdonará gratuitamente, que los llevará de regreso a Él, les dará una nueva vida, y les hará Sus hijos, los conducirá todo el camino y que eventualmente los recibirá en la gloria.

Díganselo. Arrepiéntanse. Reconozcan su necesidad.  Láncense sobre Él.  Crean en el Señor Jesús Cristo, el Hijo de Dios, y Su maravillosa salvación.  El temor al Señor es el comienzo de la sabiduría (Prov. 9:10).  Prueben que son sabios. Amén.

Notas al pie

[1] Genesis 3:15.  Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
[2] Gen 25:33. Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura?.
[3] 1 Pedr 1:14.  Para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para ustedes.
[4] Heb. 11:6. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

Imagen por Lu Yu bajo licencia Creative Commons

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1 Comentario

  • Responder diciembre 6, 2015

    Alexis Puertas

    Que gran texto aún sigue siendo relevante aún después de tantas décadas. Gracias por públicarlo y traducirlo.

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